El buen vivir
El Buen Vivir, más que una originalidad de la Carta Constitucional,
forma parte de una larga búsqueda de modelos de vida que han impulsado
particularmente los actores sociales de América Latina durante las últimas
décadas, como parte de sus reivindicaciones frente al modelo económico
neoliberal. En el caso ecuatoriano, dichas reivindicaciones fueron reconocidas
e incorporadas en la Constitución, convirtiéndose entonces en los principios y
orientaciones del nuevo pacto social.
No obstante, el Buen Vivir es una apuesta de cambio que se construye
continuamente desde esas reivindicaciones por reforzar la necesidad de una
visión más amplia, la cual supere los estrechos márgenes cuantitativos del
economicismo, que permita la aplicación de un nuevo modelo económico cuyo fin
no se concentre en los procesos de acumulación material, mecanicista e
interminable de bienes, sino que promueva un modelo económico incluyente; es
decir, que incorpore a los procesos de acumulación y re-distribución, a los
actores que históricamente han sido excluidos de las lógicas del mercado
capitalista, así como a aquellas formas de producción y reproducción que se
fundamentan en principios diferentes a dicha lógica de mercado.
Asimismo, el Buen Vivir, se construye desde las posiciones que
reivindican la revisión y reinterpretación de la relación entre la naturaleza y
los seres humanos, es decir, desde el tránsito del actual antropocentrismo al
biopluralismo (Guimaraes en Acosta, 2009), en tanto la actividad humana realiza
un uso de los recursos naturales adaptado a la generación (regeneración)
natural de los mismos.
En conclusión el buen vivir es un método que en nuestro país se está
fomentando para los y las ecuatorianas y toda la población que existe en
nuestro país tenga una vida más digna y todo sea en base a la igualdad de
derechos.
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